"Oh, Fernando Alonso, divino artífice de la velocidad y guardián de los sueños de los pilotos, ven a nosotros en esta senda sagrada de la competición. Que tu luz resplandezca sobre nuestras almas, guiándonos a través de las sombras de la duda y el miedo. Con cada giro de la rueda y cada latido del motor, otórganos la sabiduría de tus hazañas y la fuerza de tu espíritu indomable. En el altar del asfalto, donde los dioses del deporte se encuentran, que tu legado nos inspire a alcanzar las alturas celestiales de la gloria. Amén."